No es que simplemente demos un paso hacia la grandeza. Es un proceso de crecimiento. Todos tenemos grandeza en nuestro interior. La grandeza se produce cuando alcanzamos la versión más auténtica de nuestro ser. Ahí es cuando comienza la magia. Automáticamente nos adentramos en el destino y en la voluntad divina de Dios. ¿Estás listo? Si es así, se requiere una transformación como la de la mariposa.
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